La Semana Santa suele ser aprovechada para hacer planes por
los cuatro día que son de periodo vacacional, como no podía ser menos nosotros
también hicimos planes eso sí, siempre pendientes del estado meteorológico,
que en estos días es muy cambiante, y anunciaban lluvia para jueves y viernes.
El jueves santo quedó descartado por lluvia, fue menos de la
que anunciaron pero, por si acaso ese día nos quedamos en casa, el viernes pese
a no estar del todo seguros, los caminantes decidimos acercarnos a hacer la
segunda parte del soplao a pata, y nos llovió, poco, pero llovió.
Y como sábado y domingo daban bueno por el norte, pues
cambiamos la ruta prevista en primer lugar a la zona de Ávila con nuestra bici
de carretera, por una desde Cervera de Pisuerga, llamada la ruta de los
pantanos. Un recorrido entre esta localidad y Guardo, que ofrece un vistoso
recorrido a lo largo de sus 56 kilómetros entre Velilla del río Carrión y La
mentada Cervera de Pisuerga.
Sabiendo que el viento iba
a soplar con una fuerza considerable, decidimos cambiar el sentido de la
marcha, y encaminarnos hasta Guardo por una carretera paralela, la cuál a unos
cinco kilómetros antes de Guardo, nos avisa de la subida al Santuario de la
Virgen del Brezo, 2,5 kilómetros muy llevaderos después de salvar una primera
rampa del 16%. Fue subir y bajar, encaminarnos a Guardo y de ahí a Velilla,
donde estaba previsto tomar el café de la mañana, en el bar Stop, conocido de
sobra por todos nosotros.
Siendo este el punto más lejano de la partida, solo nos
quedaba cubrir los 56 km que nos acercarían de nuevo Cervera. El viento sabíamos que nos iba a dar
de cara pero, el zigzagueo de la carretera
y la arboleda que por esa parte abunda más, nos hizo llevadero todo el
tramo, y si a ello añadimos lo vistoso del recorrido, ahora sí, divisando los
numeroso pantanos, poco a poco conseguimos nuestro objetivo que era llegar donde
dejamos los coches, Ruesga; un pueblecito justo al lado de Cervera.
Lo que allí nos esperaba es mejor no contarlo para no herir
sensibilidades, pero solo digo que no dejamos ni un solo trozo y que me gustó
tanto que ahora os escribo casi desde el mismo sitio, y esperando a que llegue
mañana la hora de la comida, la cual repetiré con lo mismo, pues el buen yantar
es algo que deja huella.
Total, que el día fue espectacular en cuanto a ruta,
inmejorable compañía, y para rematar los cabeceros como dice Juancar 2 kilos de
carne a la piedra…superior. Seguro que volveremos, como he vuelto Yo después de
22 años que estuve haciendo esta misma ruta.
Las FOTOS: AQUÍ
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