Convocados por la tarde con un escueto mensaje; "salgo esta noche a dar una vuelta si alguien se anima", así fue leído y respondido con un "yo voy"por cinco integrantes del grupo, desempolvamos las luces, las colocamos en su respectivo lugar y a las 21:30 como se nos dijo acudíamos a la rotonda. Así sin ninguna planificación previa nos juntamos seis y nos dispusimos aún con luz de día a dar una vuelta por el páramo para terminar subiendo a la mambla comernos el bocadillo que algunos llevaron, hacernos la foto de rigor para recordar que allí estuvimos y después de 33 kilómetros, acabar en el lugar donde nos esperaba la otra cuadrilla que no vino en bici, para tomar un Gin Tonic, que a la postre era lo que nos llamó la atención y el motivo principal por el que acudimos a la salida.
A eso de las 23:00 se hizo la noche y pudimos comprobar que las luces cumplen su cometido, el recorrido fue sencillo, subimos al páramo que nos separa de Renedo, llaneamos hasta alcanzar los dominios de Villabañez, y de allí nos dirigimos a la mambla para en su alto además de contemplar Tudela iluminada y el estrellado cielo, al pie de la cueva que allí existe, nos comimos como dije los bocatas que algunos llevaron.
Completamos el recorrido con 36 km llegando al pueblo, y ya sentados todos en la terracita dimos cuenta del otro objetivo de la noche, tomarse una copa y probar los famosos canutillos de Ruben, en muy buena compañía.
Repetir seguro que repetire
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