Not seeing a Scroll to Top Button? Go to our FAQ page for more info.

sábado, 5 de enero de 2019

Salida de reyes...sin roscón

De unos años para acá, como personas de costumbres, nos acercábamos hasta Sardón a comer el tradicional roscón de reyes, este año hemos roto la tradición y si bien algunos si han cogido la bici, otros por el temeroso frío de la mañana ha cambiado las ruedas por las zapatillas. Acierto o no, con todo se disfruta y los 15 kilómetros que hicimos fueron disfrutones a tope. Se acaba la navidad, se acabó el año y solo nos queda pasar el día de reyes para volver a la normalidad.
Que el año 2019 sea lo que cada uno espera y que los reyes sean generosos con todos nosotros.
Posdata: "ya nos explicaras que modalidad es esa de correr, yoga y comida".


FOTOS: AQUI






viernes, 12 de octubre de 2018

Los forestales y su ruta

Hoy día de fiesta y además nacional, nos hemos acercado a Sardón donde desde hace unos años
nuestros amigos los forestales, organizan su marcha.
Gentes de diversos grupos y lugares son llamados a acudir a este evento, la verdad es que el ambiente que se crea es extraordinario, y eso hace que una mañana como la de hoy sea especial.
Guiados en todo momento por nuestro amigo Luis Angel, la ruta no es para bromas, dura desde el kilómetro cinco, divertida en muchos de sus tramos y larga hasta el punto, que con la hora echándose encima, muchos de nosotros decidimos recortar un par de cuestas.
El fin justifica los medios, y el fin de una ruta con una parrillada por todo lo alto es algo que se tenía que recetar. Los voluntarios que toda la mañana se han pasado preparando todo, lo han bordado, por lo que les aplaudo.
Sesenta personas iniciamos el recorrido y sesenta acabamos de nuevo en Sardón, unos marcharon y muchos nos quedamos para sentarnos en la mesa y dar cuenta de la suculenta parrillada. Solo me queda agradecer a Jose "forest"y todos los que colaboran con el,  su invitación y su trabajo y esfuerzo por mantener año tras año esta estupenda "ruta de los forestales". El año que viene más y como se dice si puede ser mejor.
Os dejo las fotos  que hice en este enlace: Fotos

domingo, 26 de agosto de 2018

Ruta homenaje a Miguel Angel

Dicen que nadie desaparece del todo si no es olvidado, y hay personas que no pueden olvidarse.
Hoy tocaba acercarse a Quintanilla y compartir un bonita ruta que se han marcado nuestros amigos del lugar, para recordar a nuestro querido Miguel Angel.
La mañana amanecía tranquila y desde la plaza de esta localidad salíamos una treintena de ciclistas de distintos sitios pero todos con el mismo fin.
Bajo la tutela de nuestro amigo Laureano, artífice de muchas de las actividades ciclistas de Quintanilla,  hemos disfrutado de una estupenda mañana para honrar y recordar a nuestro querido Miguel Angel,
Ya en el lugar donde nos dejó,  hemos dedicado unos minutos a fotografiarnos junto a su monolito, como si Él estuviera entre nosotros y fuese parte del grupo, cosa que será por siempre. Hoy quiero resaltar sabiendo que esto lo leerá la familia, la figura de Miguel Angel y decir que fue un buen amigo, un mejor compañero y sobre todo una grandísima persona, por todo ello nunca será olvidado.


Y todos de nuevo volvimos a la plaza de donde salimos, y entre risas, anécdotas y una jarra de cerveza en la mano, compartimos ese momento que nunca debería de acabar, momento de amistad y compañerismo.
Un saludo a todos.

FOTOS: AQUI


martes, 10 de julio de 2018

Sábado de montaña y domingo de playa

El plan era único, sábado a Posada de Valdeón, rutita en bici y el domingo a la playa al encuentro de las chicas y amigos...no podía fallar nada para que fuese un fin de semana estupendo.
Así comienza otra de tantas aventuras ciclistas de este grupo, a las 5 de la mañana cuando suena el despertador, aún repasando no olvidarse nada, la noche ha pasado volando, un buen lavado de cara y a desayunar. Con todo preparado desde el día anterior, solo queda recoger a Kitos, y acudir a la cita sita en casa de Juan Carlos a las 6:00.
El madrugón ha sido de órdago, y nadie se retrasa con lo cual, tomamos rumbo al norte. Con el tiempo de reloj medido, llegamos a Velilla del río Carrión con quince minutos antes del primer encierro de San Fermines, 7 de julio en el calendario...va el año que vuela.
Un suculento y abundante desayuno, mientras vemos el encierro, solo puede ser un presagio de un fin de semana de lujo.
Desde Velilla a Posada de Valdeón lo hacemos ya del tirón y como habíamos previsto a las 9 llegar y salir cuanto antes, comenzábamos la ruta nada más equiparnos y subirnos a la bici.
Equipados todos menos Carrión que se olvidó las botas y hubo que hacer un pequeño ajuste para que pudiera montar, al final se tuvo que arreglar con unas zapatillas de Miguel...no sin antes aguantar el cachondeo y echarnos unas risas por lo ocurrido.
Santa Marina de Valdeón fue el primer pueblo que nos vio pasar, con tres kilómetros de subida ya íbamos viendo lo que nos esperaba a lo largo del día. Las cuestas con alegría se suben mejor que con la cara arrugada, eso sí, hay que tener cuidado con los ataques de risa, no te jueguen una mala pasada.
Subiendo y subiendo se llega al alto del puerto de pandetrave, por fin con el día soleado puedo observar esas maravillosas vistas que ofrece tal altura. Pedimos a un transeúnte que nos haga una foto y seguimos rumbo a Fuente De, lo cuál nos obliga a elevarnos por el lateral de la montaña más alla del nombrado puerto de pandetrave. Las vistas casi no dan lugar a cansarse y solo me ocupa la cámara sacando foto tras foto, y a Miguel advirtiendo del  espectaculo visual que aún nos queda por ver cuando lleguemos a la Horcada de Valcabao, y contemplemos los dos valles.
Y allí nos presentamos no sin antes seguir gastando fuerzas, pues aquellos parajes no salen gratis, siempre se paga un precio, esta vez merecía la pena. El grupo contento por haber alcanzado cima y mucho más contento cuando empezamos a bajar, y bajar y bajar...y entre gritos de júbilo y risas, más saltos por el terreno, creo que todos pensamos que todo aquello había que subirlo y creanme que iba siendo mucho bajar.
Por fin nos dimos de bruces contra Fuente De, lugar turístico donde su famoso funicular, hace las delicias de muchos turistas eso si es subir mucho y en poco tiempo. Tomamos algo para refrescar nuestros gaznates y nos bajamos por carretera hasta el pueblo de Espinama, era la una menos cuarto de la tarde y nos nos dieron el menú del día por ser temprano y por suerte, y nos aliviamos con un bocadillo a elegir. Digo lo de la suerte del menú porque yo me hubiera apretado un cocido montañés, del que una hora después me hubiese estado arrepintiendo o algo peor, pues todo lo que  bajamos lo estábamos subiendo y ciertamente fue mucho bajar. Como no teníamos prisa y nuestras mujeres nos esperaban al día siguiente pero en la playa, aquello se subía con mucha quietud, mucho talante y con la parsimonia que nos dejaban las durísimas rampas que nos acechaban .
Solo encontrábamos respiro en los pequeños saltos del terreno, aquellos que nos hacían flotar bajando nos daban un descansillo de segundo y medio, que como bien dijo Miguel: "aprovechad los descansillos" y todos reímos hasta que vimos lo que era. Y es que con ese calor, con ese cansancio, con esas rampas y alguno en zapatillas, lo mejor era tomárselo con calma y con risas.
Para amenizar la tarde, y a mitad de subida, estábamos aún a 1300 y había que alcanzar los 1700, a lo lejos comenzamos a oír lo que anunció el hombre del tiempo, una tormenta. Eso nos apretaba en tiempo pués ninguno de nosotros estaba dispuesto a mojarse, lo cuál hubiese sido terrible, pero las fuerzas mandan y creo que todos nos resignamos a que si había que mojarse allí estabamos entre el cielo y la montaña dispuestos para el sacrificio. Ya darían cuenta los buitres de nosotros.
LLegamos a lo que si era un descansillo real, un oasis en tanta subida con agua y todo, una bestial fuente con su pilón, Diego "el de las zapatillas" y alfonso ya descansaban sentados a pie de chorro, al llegar Kitos, alargó Diego el brazo para recoger el bote vacio, lo lleno en ese superchorro de agua, y de un trago lo engulló Kitos como anaconda a la presa, A Diego le dió por reir mientras volvía a llenar el bote y así quedó bautizada la fuente como el pilón de la risa.
Risa que nos sobró en la bajada y que faltaba en la subida, pero tras beber y comer en aquel pequeño oasis, volvimos a la carga, cada vez más cerca de llegar  a la cumbre. Los últimos kilómetros vimos como las nubes invaden nuestro espacio, se apoderaban de la montaña y con truenos por bandera, nos ponían un nudo en la garganta. Menos mal que hubo mucho ruido y pocas nueces, y las cuatro gotas de lluvia que nos cayeron solo sirvieron para refrescarnos un poco y aliviar nuestras cansadas piernas. Vimos el final cuando pasamos el chozo de la ida y aunque un poco desperdigados conseguimos llegar de nuevo al alto de Valcavao. Terminaba todo el sufrir, sabíamos que lo que quedaba era todo bajada. Tras una tumbada y un poco de descanso Juan Carlos, Miguel, Rafa, Kitos, Germán, Diego, Alfonso y el que escribe, nos tiramos a tumba abierta, tras la orden de: " si no llueve paramos en Santa Marina a tomar una cerveza". Y como no llovió la cerveza cayó y de nuevo las risas invadieron el ambiente y en ese lugar llamado "la Ardilla Real" acabamos la aventura de un 7 de Julio que como todo el mundo sabe es San Fermín y como los buenos toreros salvamos el día con dos orejas y unas cuantas cervezas.
La bajada de carretera alcanzando los 78 km/hora no tiene tampoco desperdicio pero queda como algo anecdótico, por eso dije lo de bajar a tumba abierta.
Todas las historias tienen un final, pero no todas acaban tan bien como esta, sentados en el restaurante Begoña, ante una suculenta cena, una inmejorable compañía y la tónica del grupo...las risas.
Y al día siguiente el encuentro con las familias en San Vicente de la Barquera y otra aventura, pero esta vez en la playa y sin hacer esfuerzos.

Las fotos al completo: AQUI















lunes, 14 de mayo de 2018

Niebla, lluvia, nieve y diversión...Posada de Valdeón es única

Aprovechando las circunstancias, de nuevo la invitación a casa cruz, nos devuelve a ese lugar mágico
que es Posada de Valdeón, para los que no conocen el lugar, decirles que la sensación estando allí, sobre todo para los mesetarios como Yo, es que te tragan las montañas y te acomodan en ese sitio donde el tiempo se para. Muy popular por ser el comienzo de la famosa ruta del Cares, pero su encanto no termina ahí, todos sus alrededores son idílicos. Como es lógico, donde hay montañas hay subidas, y nosotros por un motivo u otro nos vemos llamados a subirlas con la bici. Otros que prefieren hacerlo a ras de suelo también son llamados a superar dicho desnivel.
Y si hay un lugar en España  donde se puede saciar esta afición es el valle de Valdeón. Soto, Cordiñanes, Santa Marina, Caín, Caldevilla y por supuesto Posada de Valdeón, cualquiera de estas poblaciones puede satisfacer los intereses de cualquier amante de la montaña y la naturaleza.
Lejos de querer descubrir la zona a nadie, voy a contar lo acontecido este fin de semana, que sabíamos que no nos acompañaría el tiempo, pero nuestro propósito era pasarlo bien y aprovechar cualquier tramo del día para ello. Así el sábado por la mañana, habiendo pasado la noche en esa casa de ensueño, los más madrugadores, o sea, los de la bici, salimos a las 8:30 camino de Santa Marina de Valdeón en busca del puerto de pandetrave, la ruta marcada por Miguel, tenía su punto de intriga,
el invierno ha sido duro, y el agua que baja de la montaña, se convierte en regatos, que en un par de ocasiones tuvimos que saltar, con mojada de pies incluida, también algunos tramos ya llegando a las partes más altas del puerto nos tocó andar sobre nieve por ser imposible sortearla.  Como todo ese tiempo estuvimos subiendo, los calores del cuerpo no nos dejaban descubrir el frío. Pero tocamos cumbre en el sudodicho puerto, y veinte segundos de parada fueron suficientes para sentir la bajada de temperatura que nos regaló el día. El principio del final. Doscientos metros más arriba treinta centímetros de nieve cubrían por completo el camino y le hacían intransitable. 
Tras mi pregunta a Miguel: -cual es el plan B?.
La respuesta: -bajar cuanto antes a casa.
Fue entonces cuando sentimos el frío de verdad, la bajada nos dejó tan helados que los veinte minutos que tardamos en llegar hasta la casa fueron interminables. Suerte que estaba la chimenea encendida y pudimos secarnos y calentarnos. Los demás estaban terminando de desayunar y haciendo planes y nos sumamos a ellos en cuanto nos compusimos de nuestra tiritona. Como en una carrera por sectores nos dispusimos para afrontar el segundo de la mañana, los caminantes bajaban hasta Caín andando nosotros en bici y al subir nos encontrábamos a medio camino nos saludabamos, la foto de recuerdo y siguiendo la senda hacia arriba que circula al lado del río Cares, llegar de nuevo a casa asearnos y bajar a por los caminantes pero esta vez con los coches y así librarse de los cinco kilómetros que subiendo les separaba desde el chorco de los lobos hasta Posada.
Fantásticamente acomodados se refugiaban de la lluvia que hizo aparición, justo antes de recogerles, sin faltar a ese momento vermut que reclamó entre otros Germán, nos bajamos hasta Caín y allí se consumó el acto.
Toda reunión de amigos, tiene su momento, y los más concurridos son las horas de las comidas donde nadie falta alrededor de la mesa, evidentemente el estómago manda en estas lides. Sin pasar por alto el cumpleaños de Pedro que ya fue felicitado al desayuno, fue la excusa perfecta para una buena comida con tarta de postre para rematar con un toque dulce el evento. 
La tarde aún nos deparaba más emociones y ahora cambiando los papeles unos andando y otros en coche llegamos a Santa Marina de Valdeón cumpliendo con una costumbre que es visitar la ardilla real. Desde sus ventanas vimos de nuevo y por enésima vez como nevaba a mediados de Mayo.
Volvimos a la casa, preparamos la cena, dimos cuenta de ella, la tertulia de después solo fue interrumpida por las canciones que sonaban del festival de eurovisión que las chicas estaban viendo.
Nos retiramos a descansar de un sábado intenso y todo quedó en silencio en casa cruz.
El domingo no nos dió tregua y la lluvia nos acompañó toda la mañana, bajo el paraguas  paseamos por el pueblo, tomamos algo por los bares del lugar, y nos fuimos a recoger y preparar la partida, pues reservamos a las tres en el Begoña para comer. 
No hay mucho más que contar, la vuelta por pandetrave, parada en Saldaña y merienda cena en la peña para terminar con la comida sobrante.
Así acaba otro fin de semana  fantástico donde la mente guardará como recuerdo los lugares, los paisajes, las risas, el esfuerzo, y sobre todo la compañía.




No me despido sin antes desear toda la suerte del mundo a los que el fin de semana que viene vuelven a enfrentarse con esa prueba que pone al límite a cualquiera, los más allegados a nosotros Miguel, Rafa y Luis Angel toda la fuerza del mundo y el mejor de los consejos: DISFRUTAD; DISFRUTAD y DISFRUTAD.

Las fotos realizadas AQUI












domingo, 6 de mayo de 2018

Esas salidas de primavera...quédate ya¡¡¡

Esperemos que hoy sea el inicio de esos días primaverales que sin duda son los preferidos para
disfrutar de una salida en bici, hoy en el día de la madre no extendimos mucho el recorrido, y los cincuenta kilómetros aunque sepan a poco, había que estar a tiempo de pasar el día con nuestras madres, cada uno la suya claramente.
Por fín hemos podido ver como no hacía falta salir tan abrigado de casa y quedando a las 9:30 acudimos cinco del grupo. El páramo, el principiante, la tendida de Villabañez, encuentro con los amigos de Sardón y cía, Olmos de esgueva, subida cerca de Villanueva, Bajada a Villavaquerín, Villabañez y Tudela pasando por las esparragueras, en plena producción, fue nuestro recorrido de hoy.  Nos dió tiempo a tomar una cervecita y diciendo adiós todos a casa.  Se aproxima un mes muy frenético para muchos de nosotros, El soplao, Portillo, Arroz a la zamorana y la espárrago, solo esperar que el tiempo y la suerte nos acompañe.
Las  FOTOS


lunes, 23 de abril de 2018

IV Maratón Bajo Tietar

El valle del Tiétar en todo su esplendor nos acogió este fin de semana, una buena excusa para participar en la IV Maratón Bajo Tiétar, a celebrar este año con salida y llegada en Arenas de San Pedro. Esta localidad de encanto inigualable, se ve revolucionada por la invasión de 2300 ciclistas que son los dispuestos a  sufrir los rigores del terreno de la zona.
Como en otras ocasiones, el desplazamiento lo hacemos el día antes, en este caso el viernes, pues la marcha se celebró el sábado, así a las 20:00 horas nos presentamos en Arenas de San Pedro en busca de nuestro dorsal y nuestra bolsa de corredor. Después de fotografiar el sitio y el momento nos dirigimos al alojamiento donde pasar la noche, situado en el pueblo cercano de Guisando.
Cena y algo de tertulia en un tiempo escaso y rápidamente a descansar para poder madrugar al día siguiente. El sonido del agua del río Pelayos, lo mismo que nos acompañó para dormir nos despertó a las 6 de la mañana, el día amaneció con cielo claro, que te da un plus de alegría.
Los 7 kilómetros que nos separaban de la salida los hicimos con lo nervios del momento y tras aparcar y bajar las bicis de los coches, nos encaminamos al cajón asignado, el blanco por ser nuestra primera participación en la prueba. Eran la 7:45, muy pronto para tanta espera, y en el bar que allí cerca estaba nos refugiamos a tomar un café.
Miguel, Luis Angel, Fer, Juan Carlos y Paco, los cinco componentes de la expedición más Susy con su cámara ocupamos posiciones.
Puntuales, a las 8:30 escuchábamos por megafonía la cuenta atrás y los cohetes de salida, ya estábamos en marcha a lo desconocido, pero enormemente ilusionados.
Los primeros kilómetros siempre son eufóricos, la gente  animando con sus aplausos y gritos, los fotógrafos disparando sus flashes y el barullo de bicis por todas partes, todo eso mezclado es la esencia del deporte y es lo que nos hace acudir una y otra vez a estos eventos.
Sabíamos que nos enfrentábamos a mucho desnivel como así fue, y poco a poco fuimos descubriendo porque ha tenido tanto éxito esta marcha. Sus maravillosos paisajes, sus amables gentes y ese escogido recorrido minuciosamente ajustado a todo tipo de participantes. Subidas, bajadas vertiginosas, senderos, y un sin fin de caminos que recorren todos y cada uno de los pueblos que rodean este encantador valle. Sin duda la prueba es dura en cualquiera de sus dos recorridos, merece la pena acudir y como creo será el caso repetir.

La llegada a la meta es una fiesta, gente animando y nada más entrar medalla al cuello, todo muy organizado y preparado para recibir a los corredores, y después de una buena ducha unas suculentas patatas revolconas sacian nuestros hambrientos estómagos, todo en un entorno medieval dentro y fuera del castillo de la triste condesa, que envuelve ese mágico momento donde te sientes protagonista de excepción.
Por hacer un resumen confieso que es una de las pruebas que más me ha gustado de las que hemos acudido.
Como siempre os dejo el enlace con las fotos que nos hizo Susy: FOTOS